lunes, 27 de junio de 2011

LA TIERRA PIDE AYUDA


Cada día que pasa la expresión “calentamiento global” está más frecuente en nuestro cotidiano, pero seguimos, muchas veces, sin darnos cuenta de lo que ella viene causando y lo que aún puede causar.
Fenómenos como terremotos, huracanes, ciclones, temporales entre otros, ocurren a menudo en el mundo. Con el aumento de los centros urbanos la población viene creciendo cada vez más. Súper población humana significa exceso de habitantes en relación a la disponibilidad de recursos, lo que tiene como consecuencia una demanda creciente de tierras para cultivo, degradación del suelo, escasez del agua, agotamiento de recursos naturales no renovable, reducción de la biodiversidad y de los paisajes naturales entre otros.
Otro aspecto ambiental preocupante es el riesgo de una futura falta de agua, ya que en el mundo solamente 2,7% del total de agua existente en la tierra corresponde al agua dulce. Eso ocurre debido a la intensificación de los procesos de degradación de los cuerpos del agua potable y por la acción del hombre. Gran parte del agua está drásticamente impura, principalmente los cuerpos próximos de las ciudades.
La emisión de gases contaminantes (o de invernaderos) y la falta de reciclaje de la basura son otros factores preocupantes. La quema es una enorme fuente de polución. Seguramente, la presencia de plásticos y especialmente de productos y embalajes de PVC, dejan el humo aún más tóxico.
Como podemos observar, delante de estos dados, el planeta TIERRA PIDE AYUDA y todos tenemos la obligación de ayudarlo, ya que es la Tierra que nos abriga, y para esto es necesario conciencia ambiental. Debemos pensar en el futuro y en quién aquí habitará.
Pequeños gestos como no tirar la basura en las calles y en las laderas de los ríos, utilizar menos los coches, ahorrar agua es lo que hace la diferencia, basta cada uno hacer su parte y, solamente así, es que podemos tener la esperanza de un futuro mejor.

Camila Giovanini, alumna de CEL - 3 est. N II.

jueves, 5 de mayo de 2011

CENP: una visita más que especial


El viernes pasado (29/04/2011) nuestro CEL recibió una visita muy especial de CENP (Coordenadoria de Estudos e Normas Pedagógicas) representada por dos queridas personas: Valéria Tarantelo Georgel y Ana Beatriz Pereira. El encuentro contó con la Supervisora Izilda Maria da Silva Gorayeb, la Directora Isaura Deolinda C. D'Antonio, las PCOPs Maria Iraci Lessi y Martha Wassif S. Garcia, el Coordinador José Carlos Fernandes, de la "E.E. José Abrão Melhem, de Américo de Campos, los profesores y los alumnos del CEL. En la oportunidad los alumnos de español, que participaron del proyecto “El País nas escolas”, recibieron un justo homenaje por el éxito logrado con el periódico “A voces”, elaborado para participar del dicho proyecto y que quedó entre los 3 mejores periódicos producidos. A éstos fantásticos “chicos” nuestras más sinceras felicitaciones.

lunes, 18 de abril de 2011

Historia en paredes - por Bianca Salustiano Damaceno


Parece que fue ayer que la conocí, tan dulce y cariñosa. Las primeras cosas que percibí fueron sus ojos azules y las curvas de su boca y, por supuesto, sorbí cada gota de su perfume profundamente impactante; jamás lo olvidé.
Mi nombre es Diego. Y a mi madre le encantaba decirlo.
Luma es, como dicen, “la mujer” de mi vida. Hoy me encuentro ingresado en una clínica, en medio a locos. Todas las noches me quedo llorando en la pared como si estuviera en el “muro de los lamentos” buscando el consuelo de los desesperados.
Nos conocimos en un parque para niños, en la pileta de arena. Ella me sonreía mientras comía arena y su pelo se mecía con el viento. Yo simplemente llegué y le dije: “¡Hola!”. Ella, sonriendo, me constestó: “¡Hola!”. Desde entonces nos volvemos amigos y después de quince años, novios.
Nuestra primera cita como novios fue en un parque de atracciones donde nos aventuramos en la montaña rusa. Mientras el círculo daba sus vueltas y los fuegos artificiales alumbraban el cielo, nuestros labios se acercaban y me pareció que estaba tocando en melocotones, pero con olor y gusto a menta. Así que, todas las noches repetía a voces – “TE QUIERO” – y me creía imposible no querer tanta dulzura y belleza. Al tumbar la cabeza en la almohada parecía que dentro de mi estómago volaban miles y miles de mariposas mientras pensaba en ella.
Tras cinco años de noviazgo y de varias noches perdidas pensando en aquella boca de melocotón, resolvimos juntarnos. El día de nuestra boda, mientras esperaba ansiosísimo, miré por encima de mi cabeza y vi millones de ángeles entonando himnos sublimes. En este momento, pensé en los sueños que quería tener a su lado, mientras una hermosa muchacha de blanco colocaba sus pequeños pies sobre la alfombra roja del largo pasillo. Aquella figura desvió mi atención haciendo con que mis manos se volvieran heladas. A cada paso de Luma, mi corazón disparaba en latidos cada vez más rápidos y, en mi mente, una música de fuertes batidas tocaba al mismo compás de mi corazón enamorado.
Delante del altar, Luma posó sus manos calientes y suaves sobre las mías y sus pulgares hacían círculos nerviosos intentando ocultar el nerviosismo.
Así que la oí decir lo tan esperado “SÍ”, mis ojos se llenaron de lágrimas que empezaron a escurrir a los pocos y, a la hora de responder, mis sollozos me impidieron.
Después de la fiesta y de recibir los invitados, entramos en el coche y seguimos en luna de miel. Cuando ya habíamos recurrido la mitad de la ciudad, un camión surgió de la nada y se chocó contra el lado izquierdo de nuestro coche. El ruido fue tan fuerte que no pude hacer nada, me puse en pánico y la única cosa que hice fue salir corriendo del coche. Desgraciadamente, no pude ayudarla. El fuego quemaba sobre su cuerpo ya sin vida y sólo pude mirarlo, aterrorizado y perplejo.
Los bomberos aparecieron y empezaron a echar agua sobre el coche y las cenizas caían sobre mi pelo. Me puse de rodillas sobre la calzada mojada y helada y, otra vez, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero ahora ellas quemaban de dolor.
El día siguiente, me recusé a ir al sepultamiento, pues anoche había sido el velatorio de la mujer que amaba.
No conseguí pegar ojo toda la noche, así que salté de la cama y al entrar en la cocina vi unos pinceles en una caja arrimada a la pared; Luma era profesora de Artes. Cogí tres de ellos y un cubo con tinta negra, después saqué todos los muebles del salón, los puse fuera de la casa y prendí fuego a todo. Mientras la madera y los tejidos eran quemados, volví a los pinceles que había separado y empecé a escribir en la pared principal de la sala cosas sobre Luma, como por ejemplo: “Todo cambió así que te conocí.”; “Tan dulces eran tus ojos que me encantaron.”; “Que de tus manos escurra la sal de mis lágrimas.”; “Que de tus ojos azules como el mar encienda un fuego ardiente y queme mis sentimientos.”; “No quiero sólo tu boca, quiero tu alma, tus pensamientos y recuerdos.” y así seguía yo en medio a devaneos. Escribí toda la noche hasta el nacer del sol y ésta fue mi rutina todas las noches siguientes: durante el día, quemaba los muebes, y por la noche, escribía.
Un día, mientras escribía en la última pared de la casa, oí batir palmas. Enfrente de casa, delante del portón y de un montón de hollín, producido por la quema de los muebles, había un hombre con un coche de patrulla. Entonces, me dijo: “Buenos días, señor Diego. Hemos recibido llamadas de sus vecinos diciendo que usted está quemando unos muebles. Sin embargo, lo que me parece es que está quemando la casa toda.” Y el gentil policía siguió: “¿Podría entrar?”. El hombre caminó hasta la primera pared escrita y, en ese momento, me dejé caer en el suelo, en un rinconcito apretado entre una pared y otra y me puse a balancear. El policía se volvió, diciéndome: “Bien, señor Diego, yo sé que está pasando por malos ratos y, además de sus vecinos, sus parientes también me pidieron para llevarlo. Entonces, pienso que lo mejor es que me acompañe”.
Calmamente me puse de rodillas diciéndole:
“Por favor, necesito que me ayude, necesito de Luma. Ella dijo que venía buscarme, pero todas las noches la espero y nunca aparece.”
El hombre posó sus manos sobre mi cabeza y dijo: “Entre en el coche, por favor. Yo sé que ella está esperándole en algún lugar.”
Dejé llevarme. Cuando llegué a mi nueva dirección, me instalaron en una habitación toda blanca y me vistieron con ropas igualmente blancas; parecía una pesadilla. En la habitación, sólo había lo necesario, es decir, una cama y una mesilla, donde un plato de comida esperaba para ser degustado. Con el pasar de los días, percibí que los lunes, era servido macarrón y una ensalada sencilla. Un día, mientras comía un trozo de albóndiga, que acompañaba la salsa del macarrón, una idea martilleaba en mi cabeza: como no tenía nada para escribir, ni una tiza siquiera, cogí un hilo del macarrón y empecé a escribir con él, pegándolo en las paredes. Y eso se repitió todos los lunes cuando tal plato era servido.
Por quince noches seguí escribiendo en las paredes, no escribía en el techo porque no alcanzaba. Yo tenía que hacer eso, pues Luma lo merecía. Por la noche me sentaba en la cama y nunca tumbaba la cabeza en la almohada, pues ella podría llamarme y, si estuviera durmiendo, no la oiría.
Muchos, en verdad todos, me dicen que me volví loco, pero pienso que sólo amo y me responsabilizo por todo lo que estoy perdiendo. Pero lucho por el amor que siento, aunque no tenga nadie para amar.
Tras cinco meses ingresado en la clínica, y contar toda su historia en paredes, Diego se suicidó en pleno lunes. En el rincón de la pared donde se había suicidado, estaba escrita la siguiente frase: “Bastó mirarte... empezar a amarte... para perderte. Pero no quiero separarme de ti, así que voy a buscarte.”

Texto escrito por Bianca Salustiano Damaceno, 3 est. NII, para el "A voces" (proyecto "El País nas escolas"), en 24/10/2010.

Los dragones son míos - por Rubia Lara de Souza


Un día normal, con todo lo que los días normales tienen derecho: inestabilidad del tiempo, embotellamiento y, a veces, una suave embriaguez llamada rutina. El sol nació como siempre al este hacia su destino ya previsto desde su surgimiento; el oeste es, obvio, mi única certeza. Ya que, hay noches en que la propia luna se oculta, o por miedo o precaución, lo que probablemente es posible.
Para ser sincera no espero que todo eso tenga sentido lógico, pues causar dudas es un talento nato que tengo desde que resolví entenderme. Hay quien diga que todos poseen este don desde que el hombre resolvió aprender a expresarse.
Particularmente, me molesta saber que hago parte de una historia cuyo guión no soy yo quien lo escribo. El bolígrafo es mío, pero no soy yo quien lo elijo cómo y cuándo empezar a crear mi enredo, unos dicen después de los dieciocho, otros así que tenga libertad económica. Ahí, vuelvo al reloj y descubro que es cuando se tiene más responsabilidades, entonces, será la sociedad entera que dirá cómo y cuándo debo empezar a caminar con mis propios pies encadenados.
“Todo bien, puede que los dragones sean molinos de viento...”, como dice la letra de la música “Dom Quixote”, interpretada por la banda “Engenheiros do Hawai”, sin embargo, mi caro, estamos delante de un callejón sin salida: los molinos de viento son míos y si no los enfrento ahora, ¿cómo conseguiré enfrentarlos después? ¿Y los demás monstruos que tanto hablan y que están en los periódicos, en los magazines, en la televisión?
Me pongo mirando hacia la ventana, observando el movimiento de la cortina producido por una brisa prometida por la meteorología que aseguró que sería la noche más fría del año, sin embargo, ella permanecerá abierta, pues “Hoje é sábado”, como dijo Vinícius de Moraes, y mis amigos están allá, fuera, riendo del ridículo tedio que los envuelve. ¿Yo? Continúo aquí. Con poca luz y cubierta por un sentimiento de frustración y tedio mucho mayores, pues nadie está aquí para reír conmigo.
Sí, es noche. Todo está más lejano de como era antes de la puesta del sol, es decir, antes de la luna nacer sonriente como se usara un antifaz teatral para burlarnos. No tengo una escalera para sentir los escalones bajo mis pies y subir hasta el último para vivir la sensación de estar sin suelo y, así, errar el paso envolviendo el cuerpo en un súbito declive que unos lo creen tan profundo y excitante.
Falta poco para extenuarme de ese momento Clarice Lispector sin su máquina de escribir y, también, parar de pensar en mostrar a uno ese tiempo en el tiempo que di para hacer algo más productivo que ver TV, pues me hacen falta obligaciones deseables.
La culpa no es mía, la culpa nunca es de nadie. Perder algo no significa que sea importante, porque sólo acordamos que perdimos algo si éste nos fuera, por ora, necesario o provechoso, por eso, las almas se afligen inapropiadas para el mundo que ven y los niños lloran al nacer.
Por fin, pensando bien, me parece que haya exagerado en algunas expresiones y vestido ideas que aún están demasiado anchas para mí. Creer que pueda ser capaz de sobrevivir a las noches y días así no es decir que desee que ellos se repitan. Tengo dieciséis años, opinión y, sobre todo, algunos días y noches no tan mal aprovechados.

Crónica escrita por Rubia Lara de Souza, 2 est. NII, para el "A voces" (proyecto "El País nas escolas"), en 24/10/2010.

Queiro mi café sin café - por Naia Scarpelini


Todos los días antes del trabajo él iba hasta la panadería para tomar su desayuno. Pero... que café que nada, pues aquel olor le revolvía el estómago y lo que le caía bien era un panecito con mucha coca-cola.
Tenía una calma muy grande, pero el olor del café era para él como torcer las orejas del conejo de Mónica. Lo peor es que parecía hasta una provocación, pues siempre que llegaba a la panadería el panadero le preguntaba:
_¿Un cafecito?
_No, panadero, no bebo café.
Y él pensaba: “¡Hombre, vengo aquí hace ya dos años y ese muchacho me pregunta siempre lo mismo! Ya no soportaba esa cosa desde la escuela. Y las profesoras siempre decían que el café fue lo que llevó nuestro país adelante. Dudo mucho, pues si de mí dependiera él habría ido para el segundo lugar hace mucho tiempo.”
El otro día, el panadero le preguntaba de nuevo si quería café y él le contestaba lo mismo, sin embargo las ganas que tenía era de mandar el panadero por los aires..
Un día cualquiera cuando le hacía la fatídica pregunta, la respuesta fue otra:
_¡Hombre, vengo aquí hace más de dos años y siempre te respondo que no bebo café! ¡Oye! Ya perdí mi novia a causa del café porque su madre me lo ofreció y vomité en su regazo, ya perdí el empleo, pues mi jefe era un adicto en cafeína y yo no sabía como hacerlo y hasta mi madre no quiere verme más. Perdí todo eso y no me gustaría perder también tu amistad. ¿Es posible que tú hazme el favor de no ofrecerme esa cosa de nuevo?
_¡Seguro que sí! Quédate tranqüilo.
El día siguiente, el panadero hizo la misma pregunta y, entonces, el camarada se estresó:
_¡Por Dios, hombre! ¡Coge esa tu taza con esa cucharita y la mete tú sabes donde y da una rodadita!
El panadero se puso sin reacción mientras el otro, para enfriar la cabeza, se fue a tomar un helado.
_¡Heladero! ¿Cuál es el mejor helado pedido aquí.
_¡Mira! Todos son muy buenos, pero el mejor helado es el de café.

Crónica escrita por Naia Scarpelini, 2 est. NII, para el "A voces" (proyecto "El País nas escolas"), 24/10/2010

domingo, 17 de abril de 2011

Proyecto "El País nas escolas"


En 2010 nuestro CEL (Centro de Estudios de Lenguas), de Votuporanga, ha participado del proyecto “El País nas escolas”, desarrollado por la S.E.E. y el Grupo Santillana. Es una iniciativa dirigida a profesores y alumnos de español, con énfasis en el uso del periódico por la escuela pública. Es un proyecto educativo que lleva el periódico “El País”, uno de los mayores periódicos en lengua española, a los Centros educacionales; promueve el desarrollo de la comprensión lectora y de la escrita en español y fomenta hábitos de lectura. Por casi nueve meses, los alumnos pudieron contar con el estupendo periódico en sus clases y disfrutar de un precioso material informativo. Hay que tener en cuenta que los textos periodísticos son, en gran medida, una de las mayores fuentes de registro auténtico de la lengua. Uno de los objetivos, entre otros, es inserir los alumnos en un universo cultural distinto del suyo, mientras que desarrollen la percepción crítica sobre su propio universo. Algo que nuestro CEL ha logrado realizar con éxito. Los CELs participantes del proyecto tuvieron que elaborar un periódico de ocho páginas, formato tabloide, escrito en lengua española. Tras leer mucho y realizar varias actividades que hicieron parte de todas las fases del proyecto, nuestros brillantes alumnos lo cerraron con broche de oro al presentar el periódico “A voces”, con textos bien elaborados y actuales. Estos increíbles alumnos merecen nuestros sinceros agradecimientos no sólo por toda la dedicación y compromiso que demostraron a lo largo de todo el proyecto, sino también porque el “A voces” está entre los tres mejores trabajos presentados al final del proyecto. Y, para que todos puedan comprobar estas palabras, vamos a poner aquí tres textos que escribieron tres futuras escritoras.